Creer o no creer
Henry David Thoreau decía que “Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos”.

Partiendo de esta idea y recordando que la carrera hacia la gubernatura ha comenzado desde ya hace varios meses, es muy común leer en redes sociales o medios de comunicación, diferentes encuestas que ponen en la delantera a ciertos perfiles políticos, algunos con más posibilidades que otros, pero todos intentando posicionarse para llegar “a la grande”.

Si bien ningún partido ha presentado oficialmente a sus candidatos, muchísimos perfiles de diferentes colores y procedencias levantan la mano y lo cierto es que los resultados de las casas encuestadoras no paran pero coinciden entre sí, lo que nos hace preguntarnos dos cosas, la primera, ¿Qué tanto podemos confiar en los resultados de las encuestas?, ¿Qué tanto influye quien manda a hacer dichas encuestas con los resultados?

Según la revista Forbes, hay cuatro factores claves para saber si podemos creer o no en una encuesta; el tamaño muestral, la empresa contratante, la metodología y la manera de preguntar, seguro deben existir muchos más, sin embargo para quienes no somos expertos, podríamos vislumbrar un poco más claramente la credibilidad de resultados tomando en cuenta esos elementos simples.

Del tamaño muestral podemos partir para saber si podemos o no confiar en una encuesta, el número de entrevistados sirve de estadística para conocer verdaderamente la opinión de los sectores de la población, sin embargo, en ese sentido se deben consideran los niveles socioeconómicos de los participantes además de que la muestra debe distribuirse geográficamente y hacer ejercicios de aleatorización en la selección de candidatos para que se tenga una verdadera representación estadística.

Antes de creer o no en una encuesta debemos analizar y tomar en cuenta, quién la realiza, la objetividad, trayectoria e intereses del medio o casa encuestadora que la da a conocer para así medir el grado de confiabilidad, hay un dicho que dicta que “el que paga manda”, de ahí que algunos, aclaro, no todos, porque hay empresas o instituciones muy respetables que por años se han dedicado al tema, den a conocer a ciertos perfiles específicos en fechas específicas.

Otro factor que no debe ser olvidado para el tema de la credibilidad, es la metodología, es sabido que la aplicación de encuestas se puede hacer mediante diferentes herramientas ya sean cara a cara, telefónicas, redes sociales o páginas u otras. Lamentablemente no todas son incluyentes ya que elegir una sola técnica relega a parte de la población.

Por ejemplo, aplicar encuestas exclusivamente por internet implica dejar fuera a la población hidalguense que no tiene acceso, así como aplicar vía telefónica relega a todos los que nos tienen un número fijo y finalmente las encuestas personales dejan fuera a las personas que están poco tiempo en la calle.

Lo cierto es que expertos y empresas encuestadoras serias coinciden en que los ejercicios más confiables son los que se llevan a cabo cara a cara, no en redes sociales; ya que algunos no cuentan con metodología científica.

El último punto que destacaremos será sobre la manera de cuestionar, es importante porque una pregunta mal planteada nos puede dar un resultado totalmente distorsionado ya sea de manera voluntaria o involuntaria. La secuencia en qué se manejan las preguntas en un cuestionario, el orden que le damos a las opciones de cada pregunta e incluso la redacción provoca que se carguen los resultados hacia ciertas respuestas.

Así que en estos tiempos de “encuestitis” estimada audiencia, no crea todo lo que lea, las encuestas no definen todo, no se adelantan a resultados, cuando llegue el momento, conozca los perfiles, sus propuestas, sus planes de trabajo, sus trayectorias, lo que han hecho, lo que han dejado de hacer, y no lo olvide, la última palabra y el voto final, lo tendrá siempre usted.