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El domingo, Pachuca vivió un momento emblemático con la reinauguración del Parque Cultural Hidalguense “David Ben Gurión”, un proyecto impulsado por el gobernador Julio Menchaca Salazar que no solo revitaliza un espacio icónico de la ciudad, sino que reafirma el compromiso de su administración con la inversión social como motor de desarrollo. Con una inversión superior a los 332 millones de pesos, este parque, ubicado en la Zona Plateada, se transforma en un polo de convivencia, cultura y deporte, diseñado para fortalecer el tejido social y mejorar la calidad de vida de las y los hidalguenses. Sin embargo, esta iniciativa no ha estado exenta de críticas, algunas de las cuales, lejos de ser constructivas, parecen desconocer el impacto positivo de esta obra.
El Parque Cultural Hidalguense “David Ben Gurión” es mucho más que una remodelación estética; es una apuesta por la dignificación de los espacios públicos. Con 26.3 hectáreas, este complejo ahora cuenta con una amplia gama de instalaciones que incluyen un teatro al aire libre, un lago artificial, una rueda de la fortuna, canchas deportivas, un ajedrez monumental, un skatepark, áreas pet-friendly y espacios para exposiciones artísticas. Estas adiciones no solo diversifican las opciones de esparcimiento, sino que promueven la inclusión al atender las necesidades de diferentes sectores de la población: desde niñas y niños hasta personas adultas mayores, pasando por jóvenes deportistas y familias con mascotas.
La inversión aunque significativa, debe entenderse como un catalizador para el desarrollo económico y social. Espacios públicos de calidad, como este parque, atraen turismo, fomentan la convivencia familiar y generan oportunidades para el comercio local, desde food trucks hasta exposiciones de artistas hidalguenses. Además, la restauración de la losa pictórica de Byron Gálvez, un símbolo cultural de Hidalgo, asegura la preservación del patrimonio artístico, mientras que la incorporación de infraestructura sustentable, como concreto permeable para recargar acuíferos, refleja una visión de desarrollo responsable. En un estado donde la infraestructura urbana ha sido históricamente relegada, esta obra demuestra que el Gobernador Menchaca prioriza el bienestar colectivo sobre proyectos efímeros.
A pesar de los beneficios evidentes, la remodelación ha enfrentado críticas que vale la pena abordar. Una de las principales objeciones ha sido el costo del proyecto, con algunos argumentando que los 332 millones de pesos podrían haberse destinado a otras áreas, como salud o educación. Si bien estas son necesidades innegables, esta crítica cae en una falsa dicotomía que asume que la inversión en espacios públicos es menos prioritaria.
La realidad es que el bienestar social no se limita a hospitales o escuelas; también abarca lugares que promueven la salud mental, el deporte y la cohesión comunitaria. Un parque como este, que incentiva la actividad física y el acceso gratuito a la cultura, contribuye directamente a la prevención de enfermedades y al fortalecimiento del capital social, complementando otras áreas de inversión.
Otro punto de controversia ha sido el cambio de nombre propuesto por la Organización Popular por los Derechos Palestinos en Hidalgo, que argumenta que David Ben Gurión, primer ministro de Israel, representa un legado conflictivo debido al contexto histórico del conflicto palestino-israelí. Esta solicitud, aunque comprensible en el marco de la sensibilidad global, ignora el contexto local del parque, inaugurado en 2005 como un símbolo de hermandad entre Hidalgo y la comunidad judía, sin una connotación política directa. Cambiar podría polarizar a la comunidad en un momento en que el parque busca unirla. La decisión del gobierno de mantener el nombre, al tiempo que lo redefine como Parque Cultural Hidalguense, equilibra el respeto por su historia con una visión incluyente.
Por último, Eva Beloglovsky la viuda de Byron Gálvez, han criticado que la remodelación transforma el parque en una “feria con canchas”, desvirtuando su esencia cultural. Esta perspectiva, aunque válida desde un punto de vista artístico, subestima la necesidad de adaptar los espacios públicos a las demandas actuales. El parque no pierde su vocación cultural; por el contrario, la amplifica al integrar escenarios para eventos, corredores de arte y espacios para artistas locales. La diversidad de atracciones asegura que el parque sea un lugar vivo, accesible y relevante para las nuevas generaciones, en lugar de un espacio sub utilizado, como lo fue en años previos debido a su deterioro.
La reinauguración es un hito en la administración de Julio Menchaca, pero también un recordatorio de que las políticas públicas deben mirar más allá de lo inmediato. Este proyecto no solo responde a las necesidades actuales de Pachuca, sino que establece un precedente para otras ciudades de Hidalgo y del país.
A las críticas, se responde con hechos: este parque no es un lujo, es una necesidad. Es un espacio donde las familias podrán crear memorias, donde los jóvenes encontrarán oportunidades para el deporte y la creatividad, y donde la cultura de Hidalgo brillará con fuerza. También genera empleos, atrae turismo, impulsa el comercio local y eleva el valor urbano de Pachuca, todo mientras promueve la salud, la cultura y la cohesión social
La mejor respuesta a los cuestionamientos es la realidad de un parque vivo, lleno de familias. El 11 de mayo el (11.05) no solo se abrió un parque; se abrió una puerta al bienestar colectivo.
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@DavidTenorio
Abr 21, 2020 Rate: 0.00
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