El pueblo bueno y sabio está saliendo a las calles a ejercer su libertad de expresión, es lo que pregonan las huestes y gobiernos que están con Morena son fijar su postura frente a dichos movimientos sociales, por lo que cerramos una semana sin sobresaltos, aparentemente.
En cada manifestación los que observan o son expectantes se dividen en dos bandos: los que están de lado de los que llenan el lugar de congregación y por el otro los que están en contra de ellos, al menos en ese sentido fluyen las narrativas previas, durante y posterior al evento.
En Hidalgo estamos en un momento en el cual la autoridad estatal niega la división y crispación entre civiles; rechaza las voces de los que señalan y acusan un gobierno igual a los del pasado; desvía la atención de los gobernados que claman paz y seguridad sobre los hechos delictivos bajo la falacia de que la entidad no es “tierra fértil” para la delincuencia organizada, cuando sabemos que las mafias no piden permiso para esconderse y operar.
Y como si de moda se tratará, en un de esas ocurrencias del pueblo bueno y sabio está convocando a una revocación de mandato de varios presidentes municipales, curiosamente el movimiento surgió en uno de los que gobierna una persona abanderada de Morena.
En el fondo se trata de aquellos que creyeron ciegamente en los ideales de quien los gobernó de 2018 al 2024 y que Claudia Sheinbaum trata de proteger que no se manche de la corrupción de ese sexenio federal envuelto por el narcotráfico y el “huachicol fiscal”, mientras ella se sacude a los morenistas incómodos que siguen “mamando de la ubre del gobierno” que le heredó su mesiánico líder moral del partido guinda.
Esos hidalguenses supusieron que si ganaba un candidato a alcalde de Morena, el municipio se iba a volver próspero, y resulta que sí, pero solamente unos cuantos serían los beneficiarios, por eso están desilusionados no solamente de la figura del Ejecutivo Municipal como de sus síndicos y regidores, también de sus diputados locales, federales y finalizan con sus senadores.
En tanto la oposición al partido oficial se desvanece, es figurativa o la pulverizan los discursos de los morenistas que defienden todo lo que huela a gobierno federal y estatal.
Por eso ahora el pueblo bueno y sabio sale a las calles y externa de “dientes para adentro”, que Morena se refunde o sacuda la corrupción y funcionarios deshonestos, para que no haya sorpresas en las elecciones intermedias.
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