Las primeras elecciones en México para renovar el Poder Judicial, motivará muchas controversias en las semanas siguientes; serán muy cuestionadas por no alcanzar las estimaciones de participación, por el método de selección, perfil y honorabilidad de las y los participantes; por otra parte, son el primer paso para una nueva relación entre los Poderes de Gobierno, algo que hasta hace muy poco tiempo en nuestra Nación, era algo impensable.
Muchos analistas políticos señalan que, desde su origen, la idea de renovar el Poder Judicial a través de voto directo ciudadano, con un plazo tan pequeño para organizar el proceso, fue una ¨salvajada¨.
También se hablo de que el proceso en general, es un paso hacia el autoritarismo de un Poder que quiere dominar a los otros dos; al contrario, hay quien asegura que esta nueva condición nos llevará a la anarquía.
Para no apartarme de las predicciones con tono dramático diré que esté domingo México estuvo de parto.
En todos los partos hay gritos, tensión y sangre; tal y como sucede con la muerte, una vez que se supera el trance, llega el momento de organizarse.
No han pasado ni 24 horas de las elecciones, aún no se conocen los resultados, apenas hay datos sobre el desarrollo de la jornada por lo que emitir juicios es innecesario, fútil.
Algunos preferirán ver el evento desde una perspectiva del “vaso medio vacío”; subrayar la ausencia del electorado y las complicaciones que vivió el Instituto Nacional Electoral (INE), para organizar el proceso; esos mismos van a darle promoción a cualquier incidencia (cierta o no), y seguramente tendrán sus adeptos.
Confió en que las elecciones de este domingo dejen profunda huella en la conciencia de los mexicanos. Con deficiencias, la jornada electoral de ayer, fue un hecho histórico que busca renovar las estructuras de gobierno. Quiero creer que la opinión pública sabrá interpretar los acontecimientos y apoyar a quienes de verdad buscan un bienestar general. De verdad lo deseo.