Ni el recuerdo dejó
Las carpetas de investigación que fueron abiertas en torno a la detención del exsubsecretario de Finanzas y Administración de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo, prácticamente todos los días ofrecen nuevas vertientes sobre los manejos discrecionales de recursos en la administración anterior.
La sentencia que reza: “lo que no se llena con información se hace con especulación”, queda plenamente manifiesta en el caso del exfuncionario; prácticamente todos los días algún medio de comunicación anuncia en exclusiva detalles sobre las audiencias, adelantando más implicados.
El problema, me parece, no radica en conocer a los responsables del supuesto desfalco, sino saber si se les llamará ante la justicia y si el recurso será reintegrado a las arcas públicas, porque si de rumores se trata, son 2 mil 700 millones de pesos los que están desaparecidos.
Un abogado de talla internacional comentó que sí es cierto que hay cuentas en bancos suizos, las cuales se abrieron con dinero proveniente de recursos públicos hidalguenses; hay un problema muy grande, pues los banqueros suizos son expertos en lavar dinero y ante estas situaciones, usualmente se quedan con los recursos en tanto los países de origen se ponen de acuerdo en hacer el reclamo correspondiente.
Ante ello, parece que estamos perdiendo de vista el principal objetivo de una acción como la que emprendió el actual gobierno hidalguense; cierto, hay que castigar a quienes defraudaron la confianza de la ciudadanía y más a estos niveles, pero lo más importante es resarcir el daño a las arcas públicas y aplicar ese dinero en obras y acciones para los cuales estaba destinado desde el principio.
Como chisme sabrosón, pasa que si fulano o perengano se escamoteó los recursos, pero ante un escenario económico como el que se avecina para nuestro país en 2019, poder usar estos recursos sería magnífico, ya que los recortes presupuestales están a la orden del día.
Como ejemplo, los hidalguenses deberíamos voltear a Veracruz y evitar que se repita una tragicomedia como la de Javier Duarte, alias “Javidu”, porque al final de todo, el daño material a esa entidad no se reparó y sí fueron exhibidas las miserias de una administración sexenal que no será castigada. O quizás les parezca suficiente tres años de cárcel a un exgobernador que supuestamente desvió para su beneficio algo así como 61 mil millones de pesos que eran propiedad del pueblo veracruzano.
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