Vocales extraviadas

No eres tú, soy yo

 La forma tan confusa y contradictoria de informar que adoptó el Gobierno Federal, desde su arranque, se ha convertido en un obstáculo más en el diario acontecer de una autoridad que ya está muy por debajo de la expectativa nacional.

En medio de la pandemia, mientras el Presidente de México un día dice una cosa al siguiente se tropieza con su propia lengua, los gobernadores, la mayoría discretamente, se van separando del discurso oficial y se concentran en los problemas locales, el ejemplo más reciente es el anuncio de "la nueva normalidad y los municipios de la esperanza" que, supuestamente, desde la semana pasada levantaban las fase de emergencia.

Para la mayoría es ya muy claro que la estrategia de conferencias matutinas diarias se desgastó junto con su principal protagonista. Los defensores de este sistema dirán que al marcar la agenda nacional, el Presidente "vacunaba" a su administración contra el escrutinio público y las opiniones contrarias. El problema es que las mañaneras ya no marcan la agenda del país, son comentadas por los medios, pero la emergencia de salud se sigue desde otros ángulos, el tema económico de la misma forma y entonces en las conferencias matutinas quien se entera, por la prensa real, de los temas nacionales es el jefe del Ejecutivo.

La realidad aplasta, ya nadie le cree a las conferencias mañaneras, (nadie que sepa lo que es ganarse la vida en un país como México), se han convertido en un soso espectáculo al estilo de los talk shows, con personajes escogidos con criterios teatrales que leen guiones y desarrollan sus papeles en escena; cuando por equivocación o por mala suerte le dan la palabra a un verdadero representante de la prensa, de inmediato se nota que no están preparados para responder.

Ese mismo criterio parece base en el control de crisis de la 4T; mientras en la Ciudad de México se dijo que para el 12 de mayo pasado, había 937 defunciones por Covid-19 o coronavirus, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), una agrupación civil reconocida internacionalmente, contó 3 mil 209 actas de muertes por coronavirus como causa probable. 

Una diferencia abismal que mediáticamente se “tapó” cuando Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente nacional de Morena, tuvo la feliz y dominguera idea de proponer darle al INEGI, facultades fiscalizadoras para saber cuánto, dónde y qué tienen los mexicanos. El resultado, obviamente un escándalo que difuminó en planas interiores las cifras contradictorias de muertos por covid-19 en la capital del país. 

Me parece que la fórmula que utilizan los expertos en comunicación y marketing político de la 4T es muy simple y por eso tiene muchas debilidades. Ante el desfase de un proyecto que solo tiene ideas pero ninguna sustentada en la realidad nacional y mundial, inventan problemas, enemigos y situaciones, luego dejan que el Presidente, a su muy tropical estilo, lo explique o por lo menos deje en la opinión pública otras preocupaciones. 

La Guardia Nacional, otra ocurrencia,  es el más reciente ejemplo de lo que digo; el senador Ricardo Monreal, en su papel de "portero" de la 4T, ya no pudo hacer nada para defender la fallida iniciativa presidencial y aunque para él las críticas al proyecto "son inexactas, incluso con una gran ignorancia". Recordó que desde  el año pasado la Constitución establece la temporalidad para que las Fuerzas Armadas puedan "hacerse cargo de la seguridad pública del país hasta por cinco o años", pero ante los cuestionamientos, se remitió de inmediato al lugar común que cobija  la frase: “México ya cambió y las cosas ya no son como antes”.

La lección básica de la comunicación es que al enviar un mensaje siempre habrá una reacción; si la respuesta al emisor es negativa, hay que revisar el contenido del mensaje, el canal por el cual se difundió, no es culpa del receptor. 

 

Twitter: @bamtorre

                 @vocales_radio

 

 

 

 

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Last modified on Lunes, 25 Mayo 2020 05:16